Seguidores

09 agosto, 2010

Obseción.

Cada tarde la misma agonía, sentada en el borde de la cama con los cascos puestos escuchando la mierda de canción esa que me hace llorar, mirando el exterior de la ventana observando a la gente pasar, los coches y un frío penetrante que se posa en mi cara que parece que no se quiere ir. Intento distraerme pensando en que hacer, podría llamar a mi amiga, salir, distraerme, ir al mismo lugar de siempre y esperar a que aparezcas... ¡NO! Tengo que olvidarme, pero no lo consigo. Haga lo que haga siempre acabas en mi mente por mucho que intente alejare. Me tumbo boca abajo frente un cuenco enorme de palomitas hechas en el microondas y un tarro de helado de chocolate. Muchos piensan que esto es una escusa de la mujer para comer chocolate olvidándose de la eterna dieta que han hecho durante toda su vida, pero realmente créeme, funciona. Mientras mezclo el sabor de las palomitas con el helado de chocolate en mi boca, no intento pensar nada, pero de repente se me ocurre poner una película, y como, no podía ser otra que una de amor. Cuando visualizo las escenas románticas las lagrimas me salen sin tener un por que. Me imagino que tu eres el, y que ella, por supuesto, soy yo, de nuevo lo hecho todo a perder. Me canso y acabo sentada en mi mesa de estudio, frente un papel y un lápiz. Primero pienso en escribir, pero como sé que acabaré haciéndolo de ti, decido dibujar. En mi papel acaban apareciendo dos personajes rodeados de corazones, típico dibujo derivado del aburrimiento y la obsesión. Arrugo la hoja y acierto canasta en la papelera. Estoy harta, harta de que aparezcas en cada centímetro de mi pensamiento, de que no me dejes respirar, pero me acabo dando cuenta de que no eres tu, soy yo la que esta obsesionada. Así día tras día, de las nueve de la mañana a las doce de la noche, que es cuando decido acostarme a descansar para poderte olvidar aunque sea en un sueño. Recuesto la cabeza en la almohada, intento cerrar los ojos y me acurruco con la manta por encima, todo esto acompañado de miedo. Te preguntaras ¿Miedo? Si, miedo, miedo a que ni en sueños me dejes en paz, que vuelvas otra vez a ron darme la cabeza, a pasar otra noche en vela porque no puedo dormir debido a que cada vez que cierro los ojos recuerdo tu cara y pego a llorar sin motivo alguno, a admitir que obsesionada de ti. Me vuelve ese frío aterrador que se posa en mi cuerpo y parece que no se quiere ir, rendida por el sueño, ya tarde me dejo caer y consigo dormir, aun así tu sigues en mi sueño, pero intento no verte. Siento admitir, que lo mio por ti es una obsesión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario