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No me conoces, no sabes quien ni como soy, pero aún así me juzgas mal. Dices que soy una antipática, una seca y una parada. Te ríes de mi sin saber que lo que hago lo hago por olvidarme un poco de todo. Crees que no me doy cuenta de nada, y sin embargo lo sé todo. Sí, puede que sea una seca y una antipática, solo si me caes mal. Puede que sea también la tía mas rara que te eches a la cara jamás, porque puede que un día esté feliz y al siguiente llore hasta deshidratarme, porque lo mas probable es que un día al verte te abrase y al siguiente te rompa la cara, porque es inevitable verme gritar en medio de la calle cuando estoy sola contigo y estar callada cuando hay mucha gente a mi alrededor. Muchos dicen que soy rara, incluso que estoy loca, pero yo creo que no es locura, es saber vivir. Sí, tengo cuatro mil quinientas treinta y ocho mil doscientas noventa y siete caras, mil y un defectos, trescientos millones de mentiras que se inventan de mi y tengo que soportar, una vida de mierda y una cara horrible que tengo que ver y de la que me río cada mañana. No, no soporto mi sonrisa, por eso no sonrío casi nunca, y si lo hago me tapo la boca. Como mucho tendré una virtud, y es que me sobra la paciencia. Amigos de verdad los puedo contar con los dedos de una mano, y es que son precisamente cuatro. Sí, me deprimo muy a menudo por muchas boberías, pero si estoy feliz, lo estoy de verdad y todo me da igual. He aprendido que no se puede confiar en nadie ni en nada, pero me di cuenta demasiado tarde. Ahora solo sé, que a perra no me gana nadie, y que no pienso sufrir por nada. Que como dicen: la vida son tres días, y vamos por el segundo.